La destrucción creativa es un concepto popularizado por el
economista austriaco Joseph Schumpeter en su libro Capitalismo, socialismo y democracia (1942).
Mediante este proceso se destruyen negocios, empresas y
modelos económicos pero se crean otros nuevos que ponen los pilares para un
futuro mejor y más próspero. La historia nos deja muchos ejemplos, pero en
concreto la revolución industrial del siglo XVIII en Europa fue uno de los
cambios más importantes y más influyentes en la historia de nuestro continente
hasta nuestros días y es uno de los responsables de que hoy Europa sea lo que
es.
En esos procesos existen elementos que comunes a todos
ellos: Los emprendedores, las situaciones de crisis y los cambios tecnológicos.
Bueno, creo que no es muy difícil entender que en estos
momentos tenemos un escenario perfecto para que la destrucción creativa haga su
trabajo.
Tenemos una situación límite con una crisis muy profunda en
nuestro entorno, tenemos unos cambios tecnológicos que nos están haciendo
cambiar nuestra forma de vida (Internet, redes sociales, nuevas tecnologías en
general, energías renovables etc.) y
tenemos una continua llamada a la iniciativa privada y a los emprendedores para
que nos saquen de este embrollo.
Yo creo que se dan todas las circunstancias para que esto
sea posible menos una, el crédito. Si los bancos empezaran a prestar dinero a
los emprendedores podríamos asomarnos a un nuevo mundo más competitivo, más
respetuoso con el medio ambiente, con unos sistemas de gestión más eficientes y
con un modelo de negocio basado en el conocimiento y en la innovación muy
distinto al que hemos tenido hasta ahora y que parece que no era sostenible.
Lo único que está claro es que las cosas nunca más van a
volver a ser como eran antes. Nuestro mundo es un mundo de personas comunicadas
en tiempo real, un mundo donde la sensibilización por el medio ambiente se está generalizando, un mundo donde la
auténtica riqueza de los países está basada en el conocimiento y en la
tecnología. Empresas como GOOGLE, APPLE
y FACEBOOK superan en capitalización a los grandes emporios del
automóvil, la banca y la industria tradicional, y la mayoría se crearon hace
menos de 10 años.
Podemos concluir diciendo que estamos en plena destrucción
creativa y que nada va a ser igual en el futuro, pero la noticia positiva es
que ese futuro puede ser mucho mejor, más humano, más limpio y más rentable si
dejamos de lamentarnos por el pasado perdido y nos ponemos a trabajar en ese
futuro posible y deseable. Estamos ante un horizonte lleno de oportunidades y que tardará en volver a presentarse. ¡Hagamos historia!
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