Cuando esta mañana mi hijo (Tras ver INVICTUS) me ha hecho llegar este poema explicándome que era el poema que "mantuvo vivo" a Nelson Mandela en su prolongada estacia en la cárcel, me ha venido a la cabeza otra experiencia con ciertos parecidos, como la que Víctor Frankl redacta de forma autobiográfica en su popularísimo libro de "El hombre en busca de sentido". Los grandes hombres de nuestro tiempo que han sido capaces de superar experiencia horribles, siempre lo han conseguido aferrándose al sentido imaginado y soñado de su vida después del trauma que estaban sufriendo. A la ilusión de un futuro y de seguir viviendo.
Gracias a Dios la mayor parte de las veces que nosotros tenemos un bache no es de la profundidad de los que estas personas han tenido que superar, pero aunque así sea, la única forma de gestionar con éxito la adversidad es encontrando sentido y soñando un "después" atractivo, por el que nos merezca la pena vivir y superar el problema. Víctor Frankl fantaseaba con dar conferencias explicando su sufrimiento y lo consiguió, Nelson Mandela se aferraba a su orgullo para transformar Sudáfrica y lo hizo realidad.
Este es el poema de William Ernest Henley al que se aferraba Mandela durante sus 30 años en la cárcel:
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
(Blog de Tecnología y Management)
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